miércoles, 2 de enero de 2013


Revista número 13 de Diciembre de 2004 REVISTA digital “Investigación y Educación".
LA FIGURA DEL MAESTRO: AYER Y HOY
Alborada Araujo Gil


Es una opinión muy generalizada que la figura del maestro en la actualidad no está reconocida por sus alumnos, ni por la sociedad en general, de igual manera que lo estaba hace unas décadas. Puede que esta visión que hoy se tiene de la figura del maestro se corresponda en gran medida con la realidad. Sin embargo, tiempo atrás, en una sociedad un tanto diferente a la de hoy, la autoridad que significaba el maestro en el aula, hacía que los alumnos estuvieran convencidos del respeto que por encima de todo le debían. Una idea de respeto hacia el maestro, que además se veía fortalecida paralelamente por la labor que se desarrollaba en el seno de las propias familias de los alumnos, en el sentido que dentro de ellas los padres inculcaban a sus hijos la idea de obediencia al maestro, hasta el punto que depositaban en él su total confianza para que ejecutara las reprimendas que, a su juicio, sus hijos merecieran. Cuando algún alumno se quejaba en casa de la severidad del maestro, es muy significativa la respuesta que se utilizaba en tales ocasiones: “algo habrás hecho”. Es decir, era la familia del alumno la que afianzaba la autoridad del maestro, así como el respeto que se le debía guardar en el aula.

¿Qué ha podido ocurrir para que se produzca tal transformación en la forma de valorar la figura del maestro dentro del aula? O lo que es lo mismo, ¿Cómo se explica el cambio de consideración social que ha experimentado la figura del maestro en los últimos tiempos?
Sería muy compleja la respuesta a estas dos interrogantes, pues son demasiados factores los que tendríamos que analizar. Sin embargo, aun a sabiendas de que mi respuesta pudiera ser un tanto simplista, expondré algunas razones que, a mi juicio, explican el cambio de actitud ante la figura del maestro.

Entre y los años cincuenta y setenta, el maestro tenía un sistema de imponer la disciplina en  el aula diferente al que en la actualidad se practica. Y con esto no se quiere emitir elementos de juicio ni afirmar que el primero fuera peor que el segundo, sino que son diferentes, pues corresponden a tiempos y circunstancias distintos, por lo que el maestro —como un elemento más del sistema educativo del que forma parte— tiene que adoptar actitudes diferentes y evolucionar en su función didáctica, actitudes acordes con el momento social en que se desarrolla su labor educativa. Del mismo modo, se producen visiones diferentes de la figura del maestro según los tiempos que ha tocado vivir. Si preguntáramos a personas que tienen ahora entre cuarenta y sesenta años por la influencia que ejercía sobre ellos su maestro, seguramente darían una idea muy diferente a la que nos puede dar un niño de diez o quince años.

En la actualidad, parece que los niños ven al maestro como una persona que les manda tareas para casa tan sólo para que ocupen su tiempo cuando no están en la escuela, más que como alguien que pretende que sus alumnos aprendan y se esfuercen con objeto de adquirir unos conocimientos que les serán útiles el día de mañana. Sin embargo, años atrás, se veía al maestro como un representante de la cultura y del saber a escala local, lo que le imprimía una cierta autoridad que lo convertía en un ejemplo a seguir, en una referencia constante. Bien es verdad que la sociedad actual ha experimentado tal transformación que la figura del maestro como único depositario del saber —junto con el cura, el médico y el boticario del pueblo afortunadamente ya no es válida, pero al mismo tiempo también parece que se han olvidado unas normas de conducta y unos valores básicos que han podido conducir a la pérdida de autoridad del maestro.

Al hilo de lo que comentamos, el respeto hacia el maestro fue uno de los valores puestos en práctica en la escuela de ayer; respeto fundamentado en la confianza total —no siempre justificada— que despertaba la labor del maestro entre los alumnos y, sobre todo, entre los padres de éstos.

Con el paso del tiempo, todos los indicadores de este respeto parece que se han volatizado, pudiéndose sintetizar en la devaluación de la figura del maestro en la sociedad actual, por lo que no es extraño que sufran amenazas o incluso agresiones físicas (se puede constatar en las noticias de prensa) en el ejercicio de su profesión.

No es tarea fácil detener esta dinámica, pero se deberían buscar soluciones. Si dejamos a un lado el propio sistema educativo, el cambio puede iniciarse con la labor conjunta tanto de maestros como de padres de alumnos. Por una parte, se hace necesario restaurar la autoridad del maestro dentro del aula, valorar el esfuerzo del alumno encaminado a conseguir una formación de base, promover el gusto por el trabajo y cumplir unas normas de disciplina, lo que no significa imponer una rígida disciplina basada en el castigo, en el temor o en el maltrato físico o psicológico, como en ocasiones podía ocurrir en la escuela de ayer. Por otra parte, se deben potenciar y difundir unos valores que conduzcan a que la imagen del que enseña, por el sólo hecho de enseñar, tenga la consideración social que se merece, lo que contribuiría a acrecentar la autoridad y la confianza en el maestro. En este último cometido es donde desarrolla una importante función la familia del alumno.

Así pues, son distintas formas de contemplar la figura del maestro, cada una en concordancia con las normas de conducta de la sociedad que le ha tocado vivir, y es evidente que se ha experimentado un giro radical en este sentido. Sin ánimos de emitir juicios de valor ni de ensalzar un sistema y denostar el otro, lo que parece cierto es que el salto de un extremo al opuesto no ha sido la solución más adecuada. En el medio está la virtud, se dice. Pues si no era de justicia que en el pasado el alumno temiera al maestro, ¿Es lógico que en el presente sea el maestro quien en ocasiones esté supeditado a las amenazas del entorno del alumno? Restaurar la autoridad del maestro solucionaría, en parte, este problema.

¿Cómo restaurar la autoridad del maestro?

¿Cuáles son las conductas  del maestro que le harían perder autoridad?

Con base en el texto anterior, elabora un comentario crítico, teniendo en cuenta las especificaciones para  construir este proceso escritural.

lunes, 23 de julio de 2012


Revista número 13 de Diciembre de 2004 REVISTA digital “Investigación y Educación.
LA FIGURA DEL MAESTRO: AYER Y HOY
Alborada Araujo Gil


Es una opinión muy generalizada que la figura del maestro en la actualidad no está reconocida por sus alumnos ni por la sociedad en general de igual manera que lo estaba hace unas décadas. Puede que esta visión que hoy se tiene de la figura del maestro se corresponda en gran medida con la realidad. Sin embargo, tiempo atrás, en una sociedad un tanto diferente a la de hoy, la autoridad que significaba el maestro en el aula hacía que los alumnos estuvieran convencidos del respeto que por encima de todo le debían. Una idea de respeto hacia el maestro que, además, se veía fortalecida paralelamente por la labor que se desarrollaba en el seno de las propias familias de los alumnos, en el sentido que dentro de ellas los padres inculcaban a sus hijos la idea de obediencia al maestro, hasta el punto que depositaban en él su total confianza para que ejecutara las reprimendas que, a su juicio, sus hijos merecieran. Cuando algún alumno se quejaba en casa de la severidad del maestro, es muy significativa la respuesta que se utilizaba en tales ocasiones: “algo habrás hecho”. Es decir, era la familia del alumno la que afianzaba la autoridad del maestro, así como el respeto que se le debía guardar en el aula.

¿Qué ha podido ocurrir para que se produzca tal transformación en la forma de valorar la figura del maestro dentro del aula? O lo que es lo mismo, ¿Cómo se explica el
cambio de consideración social que ha experimentado la figura del maestro en los últimos tiempos?
Sería muy compleja la respuesta a estas dos interrogantes, pues son demasiados factores los que tendríamos que analizar. Sin embargo, aun a sabiendas de que mi respuesta pudiera ser un tanto simplista, expondré algunas razones que, a mi juicio, explican el cambio de actitud ante la figura del maestro.

En las décadas de los años cincuenta a los setenta, el maestro tenía un sistema de imponer la disciplina en el aula diferente al que en la actualidad se practica. Y con esto no
se quiere emitir elementos de juicio ni afirmar que el primero fuera peor que el segundo, sino que son diferentes, pues corresponden a tiempos y circunstancias distintos, por lo que el maestro —como un elemento más del sistema educativo del que forma parte— tiene que adoptar actitudes diferentes y evolucionar en su función didáctica, actitudes acordes con el momento social en que se desarrolla su labor educativa. Del mismo modo, se producen visiones diferentes de la figura del maestro según los tiempos que ha tocado vivir. Si preguntáramos a personas que tienen ahora entre cuarenta y sesenta años por la influencia que ejercía sobre ellos su maestro, seguramente darían una idea muy diferente a la que nos puede dar un niño de diez o quince años.

En la actualidad, parece que los niños ven al maestro como una persona que les manda tareas para casa tan sólo para que ocupen su tiempo cuando no están en la escuela, más que como alguien que pretende que sus alumnos aprendan y se esfuercen con objeto de adquirir unos conocimientos que les serán útiles el día de mañana. Sin embargo, años atrás, se veía al maestro como un representante de la cultura y del saber a escala local, lo que le imprimía una cierta autoridad que lo convertía en un ejemplo a seguir, en una referencia constante. Bien es verdad que la sociedad actual ha experimentado tal transformación que la figura del maestro como único depositario del saber —junto con el
cura, el médico y el boticario del pueblo afortunadamente ya no es válida, pero al mismo tiempo también parece que se han olvidado unas normas de conducta y unos valores básicos que han podido conducir a la pérdida de autoridad del maestro.

Al hilo de lo que comentamos, el respeto hacia el maestro fue uno de los valores puestos en práctica en la escuela de ayer; respeto fundamentado en la confianza total —no siempre justificada— que despertaba la labor del maestro entre los alumnos y, sobre todo, entre los padres de éstos.

Con el paso del tiempo, todos los indicadores de este respeto parece que se han volatizado, pudiéndose sintetizar en la devaluación de la figura del maestro en la sociedad actual, por lo que no es extraño que sufran amenazas o incluso agresiones físicas (se puede constatar en las noticias de prensa) en el ejercicio de su profesión.

No es tarea fácil detener esta dinámica, pero se deberían buscar soluciones. Si dejamos a un lado el propio sistema educativo, el cambio puede iniciarse con la labor conjunta tanto de maestros como de padres de alumnos. Por una parte, se hace necesario restaurar la autoridad del maestro dentro del aula, valorar el esfuerzo del alumno encaminado a conseguir una formación de base, promover el gusto por el trabajo y cumplir unas normas de disciplina, lo que no significa imponer una rígida disciplina basada en el castigo, en el temor o en el maltrato físico o psicológico, como en ocasiones podía ocurrir en la escuela de ayer. Por otra parte, se deben potenciar y difundir unos valores que conduzcan a que la imagen del que enseña, por el sólo hecho de enseñar, tenga la consideración social que se merece, lo que contribuiría a acrecentar la autoridad y la confianza en el maestro. En este último cometido es donde desarrolla una importante función la familia del alumno.

Así pues, son distintas formas de contemplar la figura del maestro, cada una en concordancia con las normas de conducta de la sociedad que le ha tocado vivir, y es evidente que se ha experimentado un giro radical en este sentido. Sin ánimos de emitir juicios de valor ni de ensalzar un sistema y denostar el otro, lo que parece cierto es que el salto de un extremo al opuesto no ha sido la solución más adecuada. En el medio está la virtud, se dice. Pues si no era de justicia que en el pasado el alumno temiera al maestro, ¿Es lógico que en el presente sea el maestro quien en ocasiones esté supeditado a las amenazas del entorno del alumno? Restaurar la autoridad del maestro solucionaría, en parte, este problema.

¿Cómo restaurar la autoridad del maestro?

¿Cuáles son las conductas  del maestro que le harían perder autoridad?

Con base en el texto anterior, elabora un comentario crítico, teniendo en cuenta las especificaciones para elaborar este proceso escritural.

LA FIGURA DEL MAESTRO: AYER Y HOY


Revista número 13 de Diciembre de 2004 REVISTA digital “Investigación y Educación.
LA FIGURA DEL MAESTRO: AYER Y HOY
Alborada Araujo Gil


Es una opinión muy generalizada que la figura del maestro en la actualidad no está reconocida por sus alumnos ni por la sociedad en general de igual manera que lo estaba hace unas décadas. Puede que esta visión que hoy se tiene de la figura del maestro se corresponda en gran medida con la realidad. Sin embargo, tiempo atrás, en una sociedad un tanto diferente a la de hoy, la autoridad que significaba el maestro en el aula hacía que los alumnos estuvieran convencidos del respeto que por encima de todo le debían. Una idea de respeto hacia el maestro que, además, se veía fortalecida paralelamente por la labor que se desarrollaba en el seno de las propias familias de los alumnos, en el sentido que dentro de ellas los padres inculcaban a sus hijos la idea de obediencia al maestro, hasta el punto que depositaban en él su total confianza para que ejecutara las reprimendas que, a su juicio, sus hijos merecieran. Cuando algún alumno se quejaba en casa de la severidad del maestro, es muy significativa la respuesta que se utilizaba en tales ocasiones: “algo habrás hecho”. Es decir, era la familia del alumno la que afianzaba la autoridad del maestro, así como el respeto que se le debía guardar en el aula.

¿Qué ha podido ocurrir para que se produzca tal transformación en la forma de valorar la figura del maestro dentro del aula? O lo que es lo mismo, ¿Cómo se explica el
cambio de consideración social que ha experimentado la figura del maestro en los últimos tiempos?
Sería muy compleja la respuesta a estas dos interrogantes, pues son demasiados factores los que tendríamos que analizar. Sin embargo, aun a sabiendas de que mi respuesta pudiera ser un tanto simplista, expondré algunas razones que, a mi juicio, explican el cambio de actitud ante la figura del maestro.

En las décadas de los años cincuenta a los setenta, el maestro tenía un sistema de imponer la disciplina en el aula diferente al que en la actualidad se practica. Y con esto no
se quiere emitir elementos de juicio ni afirmar que el primero fuera peor que el segundo, sino que son diferentes, pues corresponden a tiempos y circunstancias distintos, por lo que el maestro —como un elemento más del sistema educativo del que forma parte— tiene que adoptar actitudes diferentes y evolucionar en su función didáctica, actitudes acordes con el momento social en que se desarrolla su labor educativa. Del mismo modo, se producen visiones diferentes de la figura del maestro según los tiempos que ha tocado vivir. Si preguntáramos a personas que tienen ahora entre cuarenta y sesenta años por la influencia que ejercía sobre ellos su maestro, seguramente darían una idea muy diferente a la que nos puede dar un niño de diez o quince años.

En la actualidad, parece que los niños ven al maestro como una persona que les manda tareas para casa tan sólo para que ocupen su tiempo cuando no están en la escuela, más que como alguien que pretende que sus alumnos aprendan y se esfuercen con objeto de adquirir unos conocimientos que les serán útiles el día de mañana. Sin embargo, años atrás, se veía al maestro como un representante de la cultura y del saber a escala local, lo que le imprimía una cierta autoridad que lo convertía en un ejemplo a seguir, en una referencia constante. Bien es verdad que la sociedad actual ha experimentado tal transformación que la figura del maestro como único depositario del saber —junto con el
cura, el médico y el boticario del pueblo afortunadamente ya no es válida, pero al mismo tiempo también parece que se han olvidado unas normas de conducta y unos valores básicos que han podido conducir a la pérdida de autoridad del maestro.

Al hilo de lo que comentamos, el respeto hacia el maestro fue uno de los valores puestos en práctica en la escuela de ayer; respeto fundamentado en la confianza total —no siempre justificada— que despertaba la labor del maestro entre los alumnos y, sobre todo, entre los padres de éstos.

Con el paso del tiempo, todos los indicadores de este respeto parece que se han volatizado, pudiéndose sintetizar en la devaluación de la figura del maestro en la sociedad actual, por lo que no es extraño que sufran amenazas o incluso agresiones físicas (se puede constatar en las noticias de prensa) en el ejercicio de su profesión.

No es tarea fácil detener esta dinámica, pero se deberían buscar soluciones. Si dejamos a un lado el propio sistema educativo, el cambio puede iniciarse con la labor conjunta tanto de maestros como de padres de alumnos. Por una parte, se hace necesario restaurar la autoridad del maestro dentro del aula, valorar el esfuerzo del alumno encaminado a conseguir una formación de base, promover el gusto por el trabajo y cumplir unas normas de disciplina, lo que no significa imponer una rígida disciplina basada en el castigo, en el temor o en el maltrato físico o psicológico, como en ocasiones podía ocurrir en la escuela de ayer. Por otra parte, se deben potenciar y difundir unos valores que conduzcan a que la imagen del que enseña, por el sólo hecho de enseñar, tenga la consideración social que se merece, lo que contribuiría a acrecentar la autoridad y la confianza en el maestro. En este último cometido es donde desarrolla una importante función la familia del alumno.

Así pues, son distintas formas de contemplar la figura del maestro, cada una en concordancia con las normas de conducta de la sociedad que le ha tocado vivir, y es evidente que se ha experimentado un giro radical en este sentido. Sin ánimos de emitir juicios de valor ni de ensalzar un sistema y denostar el otro, lo que parece cierto es que el salto de un extremo al opuesto no ha sido la solución más adecuada. En el medio está la virtud, se dice. Pues si no era de justicia que en el pasado el alumno temiera al maestro, ¿Es lógico que en el presente sea el maestro quien en ocasiones esté supeditado a las amenazas del entorno del alumno? Restaurar la autoridad del maestro solucionaría, en parte, este problema.

¿Cómo restaurar la autoridad del maestro?

¿Cuáles son las conductas  del maestro que le harían perder autoridad?

Con base en el texto anterior, elabora un comentario crítico, teniendo en cuenta las especificaciones para elaborar este proceso escritural.

martes, 1 de mayo de 2012

EDUCAR EN VALORES


Realizar  proceso hermenéutico al  siguiente texto y preparar evaluación



Tomado de C:\Documents and Settings\usuario\Mis documentos\Educación en Valores - Monografias_com.htm






INTRODUCCIÓN

El ser humano tiene una naturaleza indeterminada. Las personas no están programadas sino que se ven obligadas a decidir continuamente sobre cómo y hacia dónde quieren dirigir su vida. El origen de lo moral esta en la necesidad de decidir cómo se quiere vivir, a pesar de presiones sociales y los condicionamientos biológicos y culturales.

Desde este convencimiento nuestro
grupo de trabajo ha concebido la necesidad de indagar, analizar y presentar la siguiente monografía. El tema escogido es de palpitante actualidad, pues parte de la crisis que cómo país tercermundista padecemos es, precisamente, la falta de una práctica de valores, cuyas características de universalidad y homogeneidad persistente, redunden en una mejora en nuestra calidad de vida. La escuela, en ese sentido, juega un rol fundamental pues como agente reproductor y socializador de los valores presentes en la sociedad, se convierte en el espacio donde se puede empezar el cambio que tantas veces se ha pregonado pero que aún permanece como una utopía: Donde se produzca el tránsito de una sociedad autocrática, intolerante y dogmática a una sociedad democrática, tolerante y crítica.

Desde este punto de vista la
misión de la educación en valores debería consistir en la superación de la socialización de los mismos para fijarse objetivos próximos a la capacidad crítica, autonomía y racionalidad de la persona en situaciones de conflicto ético.

 
¿QUÉ SON LOS VALORES?

1.1.- DEFINICIÓN
El valor es tanto un bien que responde a necesidades humanas como un criterio que permite evaluar la bondad de nuestras acciones.

Cuando hablamos de valor, generalmente nos referimos a las cosas materiales, espirituales, instituciones, profesiones, derechos civiles, etc., que permiten al hombre realizarse de alguna manera. El valor es, entonces, una propiedad de las cosas o de las personas. Todo lo que es, por el simple hecho de existir, vale. Un mismo objeto (persona o cosa) puede poseer varios tipos de valores, por ejemplo, un coche puede ser útil además de bello.

El valor es pues captado como un bien, ya que se le identifica con lo bueno, con lo perfecto o con lo valioso. El mal es, entonces, la carencia o la ausencia de bien. Se llama mal al vacío, es decir, a lo que no existe. Por ejemplo, el agujero en el pantalón, es la falta o ausencia de tela.

Existen dos tipos de bienes; los útiles y los no útiles:

Un bien útil se busca porque proporciona otro bien, es el medio para llegar a un fin. Por ejemplo, si voy a comprar un coche para
poder ir al trabajo (utilidad) busco un coche de buena marca, de buen precio, que me sirva para mi fin, ir al trabajo. Un bien no útil, por el contrario, es el que se busca por sí mismo. Por ejemplo, las personas son bienes no útiles, porque valen por sí mismas, por el hecho de existir como seres humanos, tienen dignidad y no pueden ser usadas por los demás.

Los valores valen por sí mismos, se les conozca o no. Van más allá de las personas, es decir, trascienden, por lo que son y no por lo que se opine de ellos. Todos los valores se refieren a las necesidades o aspiraciones humanas. Las personas buscamos satisfacer dichas necesidades.

Los valores físicos, como el afecto y la salud, así como los valores económicos, el poseer una existencia con un mínimo de confort, satisfacen en gran medida estas necesidades básicas.

1.2.- IMPORTANCIA.-

Pensamos que debemos partir de nuestra propia realidad, una de las conclusiones del Informe General de la Comisión Nacional de Seguridad Ciudadana, enuncia y señala de manera terminante la parte de responsabilidad que le correspondería al sistema educativo del país, respecto del estado de violencia y el clima de inseguridad que afecta a la ciudadanía nacional.  Se expresa textualmente:

"Fracaso de la
política de prevención y difusión de valores en la escuela pública. El riesgo más próximo para las grandes ciudades peruanas es el establecimiento de una cultura juvenil violenta".

Una de las manifestaciones preocupantes en el
comportamiento de la juventud y otros segmentos de la población, se configura en el imaginario colectivo como una aguda crisis de valores. Corrupción desenfrenada en las altas esferas políticas, ascenso de la criminalidad, violencia juvenil,  terrorismo, narcotráfico y drogadicción, protestas violentas con atropello de los derechos ciudadanos, anarquía, impunidad...

La crisis de valores es un fenómeno cuyas causas no son directamente imputables sólo al
sistema educativo del país, por muy deteriorado que se le encuentre a la calidad de la educación que imparte, particularmente en las instituciones públicas. Las causas del fenómeno en mención tienen una raigambre social muy compleja. Para hablar con propiedad sobre este asunto sería conveniente y necesario realizar una investigación rigurosa en un segmento representativo de la población.

Definitivamente la sociedad en los últimos tiempos ha experimentado cambios vertiginosos, la "
globalización", la revolución tecnológica (Internet, cable, celular, etc.) la libre competencia, hace que nuestra calidad de vida sea cómoda y podamos elegir lo que nos conviene de acuerdo a nuestros intereses.

Pero cabría reflexionar, será de manera uniforme para todas las personas, ¿Es acertada la política democrática – neoliberal?, y ¿Qué hay de la situación "moral"? Por ejemplo, frente a la ausencia de una buena calidad de vida, hace que muchas personas, intenten valerse de cualquier medio para cubrir su necesidad o fin trazado, interfiriendo en la vida de las personas, cometiendo
delitos, ¿Quién es responsable? ¿Es tarea de la escuela o de la sociedad? Nos parece que ambas convergen y se nutren recíprocamente una de la otra. Porque el desarrollo de la personalidad en el individuo, el proceso de socialización, aparece obviamente desde los primeros años de vida y en casa, pero esto se consolidará en el día en que ingrese a la escuela donde reforzará, aprenderá o modificará lo aprendido.

El asunto en realidad es complejo, en nuestros
niños y jóvenes parte de su aprendizaje se da través de la imitación, durante los últimos diez años hemos sido testigos de la corrupción en las más altas esferas gubernamentales, violación de derechos humanos, inestabilidad laboral, pobreza extrema, insensibilidad de la población, violencia a través de la prensa escrita y hablada. Parece que aún nuestro país no tiene la brújula, que nos oriente a buscar nuestros objetivos para alcanzar el desarrollo nacional, en todos sus aspectos. Es por ello que la importancia de los valores radica, en la construcción de una cultura de paz, el fortalecimiento de la identidad nacional, la formación de una ciudadanía competente, capaz de ser el protagonista principal de la construcción de una sociedad genuinamente democrática, todo esto y mucho más, es responsabilidad cardinal del sistema educativo.

Es obvio que no vamos a insertar los valores como un curso más, dentro del
currículo porque estos se practican, como manifestamos anteriormente es un trabajo conjunto de la comunidad educativa, de su organización estratégica, de sus actividades: las actividades extracurriculares, charlas preventivas (drogas, embarazo precoz, violencia familiar), talleres de habilidad social, sexualidad, hábitos de estudios, etc.

1.3.- CLASES.-

Se entiende por valor moral todo aquello que lleve al hombre a defender y crecer en su dignidad de persona. El valor moral conduce al bien moral. Recordemos que bien es aquello que mejora, perfecciona, completa.

El valor moral perfecciona al hombre en cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su
libertad, en su razón. Se puede tener buena o mala salud, más o menos cultura, por ejemplo, pero esto no afecta directamente al ser hombre. Sin embargo vivir en la mentira, el hacer uso de la violencia o el cometer un fraude, degradan a la persona, empeoran al ser humano, lo deshumanizan. Por el contrario las acciones buenas, vivir la verdad, actuar con honestidad, el buscar la justicia, le perfeccionan. El valor moral te lleva a construirte como hombre, a hacerte más humano.

Depende exclusivamente de la elección libre, el sujeto decide alcanzar dichos valores y esto sólo será posible basándose en esfuerzo y perseverancia. El hombre actúa como sujeto activo y no pasivo ante los valores morales, ya que se obtienen basándose en mérito.

Estos valores perfeccionan al hombre de tal manera que lo hacen más humano, por ejemplo, la justicia hace al hombre más noble, de mayor calidad como persona.

Para lograr comprender plenamente los valores morales debemos analizar la relación que éstos guardan con otro tipo de valores. Siendo el ser humano el punto de referencia para los valores, cabe ordenarlos de acuerdo con su capacidad para perfeccionar al hombre. Un valor cobrará mayor importancia en cuanto logre perfeccionar al hombre en un aspecto más íntimamente humano:

Valores infrahumanos.- Son aquellos que sí perfeccionan al hombre, pero en aspectos más inferiores, en aspectos que comparte con otros seres, con los
animales, por ejemplo. Aquí se encuentran valores como el placer, la fuerza, la agilidad, la salud.

Valores humanos inframorales.- Son aquellos valores que son exclusivos del hombre, ya no los alcanzan los animales, únicamente el hombre. Aquí encontramos valores como los económicos, la riqueza, el éxito, por ejemplo. La inteligencia y el conocimiento, el arte, el buen gusto. Y socialmente hablando, la prosperidad, el prestigio, la autoridad, etc.

Valores Instrumentales.- Son comportamientos alternativos mediante los cuales conseguimos los fines deseados.

Valores Terminales.- Son estados finales o metas en la vida que al individuo le gustaría conseguir a lo largo de su vida.

1.4.- CARACTERÍSTICAS.-

Cuando hemos referido líneas arriba cuando hablamos de valor, generalmente nos referimos a las cosas materiales, espirituales, que permiten al hombre realizarse de alguna manera.

Se dice también, que la finalidad del hombre en el mundo es alcanzar la felicidad. Para ello una de las cosas que debe hacer la persona, es la valoración de su vida y establecer jerarquías de importancia. Así se dará cuenta que algunos valores serán sacrificados por otros de mayor grado. Entonces se convertirá en la carta de presentación "moral" del individuo.

Por otro lado, se refiere también a las necesidades (satisfacción de las mismas) o aspiraciones humanas y su clasificación se da de la siguiente forma:

Necesidades primarias.- Son las necesidades fisiológicas que todo ser humano tiene que satisfacer, por ejemplo: el alimento, el vestido, la vivienda, la educación, etc.

Valores económicos.- El hombre siempre busca su comodidad, a través de una estabilidad laboral por ejemplo, precisamente para cubrir sus necesidades básicas.

Necesidades de seguridad.- Se refiere al temor de pasar desapercibido, relegado por los demás, todos nosotros en el fondo buscamos aceptación del grupo social.

Necesidades sociales.- Es cuando un núcleo familiar no es suficiente para el desarrollo de la persona, por lo que tendemos a formar nuevos
grupos de pertenencia (proceso de socialización a través del colegio, de la universidad, instituto, trabajo, etc.)

Necesidades de autorrealización.- Se refiere de encontrar un sentido a la vida, luchar por ideal. Estas pueden satisfacerse por medio del cultivo de
la ciencia, el arte, la moral y la religión.

Dentro de las características principales que poseen los valores, encontramos las siguientes:

Independientes e inmutables.- Son lo que son (originales) y no cambian. Ejemplo: la justicia, la belleza, el amor, entre otros.

Absolutos.- Son aquellos que no están condicionados a ningún hecho social, histórico, biológico o individual. Por ejemplo: la verdad o la bondad.

Inagotables.- No existe ninguna persona que no agote la nobleza, la bondad, el
amor, la sinceridad.

Objetivos.- Los valores se les da tanto a las cosas como a las personas, independientemente de que se las conozca o no. Para los hombres es necesario descubrirlos para que vaya formando su
personalidad, para la sobrevivencia de su propia vida
.
Subjetivos.- Tiene importancia para la persona en específico de acuerd
o a sus intereses.

2. EDUCACIÓN MORAL

2.1.- BASES CIENTÍFICAS

En esta primera parte del segundo capítulo se ha intentado resumir y –con el riesgo de caer es interpretaciones sesgadas- los fundamentos teóricos (filosófico, psicológico y educacional) de la educación moral. Para ello se ha trabajado texto del maestro español Juan Grass Pedrals.

2.1.1.- ANTECEDENTES FILOSÓFICOS:

SÓCRATES (470 -399 AC.).-
el ser humano, asociando la felicidad con un modo de vida moral donde primen el autocontrol, la sobriedad y la preocupación por los demás. Podemos concluir que lo correcto y la virtud se construyen a partir de la relación entre razón y pasión.
PLATÓN (428-347 AC.).
Al igual que Sócrates, está convencido que el conocimiento es la virtud más grande que puede poseer y practicar el ser humano. Para ello propone un ambicioso programa educativo cuyo camino es posible para unos "pocos privilegiados" pues el conocimiento moral involucra un estado de abstracción alto.


ARISTÓTELES (384 -322 AC.).
Es el desarrollo del carácter la virtud más grande a la que puede aspirar el hombre: Énfasis educativo en la voluntad y creación de hábitos, a través de un entrenamiento práctico prolongado donde el papel de un buen maestro es esencial. Podemos concluir que el conocimiento requerido para alcanzar la virtud moral esta al alcance de todos y que el bien del hombre se alcanza en relación con otros hombres.

THOMAS
HOBBES (1588-1679).-
En su obra El Leviatán (1651), asevera que el hombre no puede vivir libre y ser gobernado al mismo tiempo: Renuncia a su "libertad natural" para acatar un "contrato social", más -como todos los hombres- al luchar por su propio interés, dicho contrato debe ser apoyado por las leyes y//o por la fuerza. Entonces, la libertad, para el hombre, se acerca a un estado natural sin ley, siendo la sociedad una estructura ajena a su naturaleza.

JEAN-JACQUES
ROUSSEAU (1712-1778).-
Concibe la naturaleza humana como buena pero sujeta a corrupción. Al creer en una justicia universal producto de la razón humana, el hombre alcanza una sociedad mejor a través de la búsqueda de una evolución moral humana. Por ello la libertad se encuentra en la conducta autodeterminada que ocurre cuando se ejerce un juicio racional desinteresado. Así en su obra El Emilio (1762), asocia la idea de virtud a su idea de hombre moral: este debe ser educado en la autodeterminación, el desprejuicio y la razón.

DAVID HUME (1711-1776).-
La fuente principal de nuestro conocimiento es la experiencia captada por nuestros sentidos: hablar de Dios o de la Libertad no tiene sentido, pues no es verificable. Por ello la moralidad es materia del sentimiento, expresada en una inclinación a la benevolencia (lo entiende como un interés generoso por el bienestar general de la sociedad).

IMMANUEL KANT (1724-1804).-
Establece el absoluto moral, por el que la moralidad es, ante todo, obediencia al concepto de "ley moral", que señala lo correcto de lo incorrecto. Para ser absolutas las leyes morales deben ser "universales" y "necesarios" y sus juicios, "puros y a priori".

ÉMILE DURKHEIM (1858-1917).-
Respecto a la educación moral nos asevera que hay ciertos principios universales que son comunes a todas las personas y que dicha educación moral se logra a través de la práctica de tres ideas centrales: Disciplina, involucramiento y autonomía.
ADOCTRINAMIENTO.-
Definida por T. W. Moore como la
enseñanza de valores definidos sin cuestionamientos, practicada por los pueblos alemán y japonés antes del inicio de la segunda guerra mundial, desde el punto de vista metodológico-educacional fue exitosa pues se lograron los objetivos deseados. Más el temor al adoctrinamiento causó profundo impacto en la educación de la posguerra. Dio origen, como reacción, a las corrientes subjetivistas.

CORRIENTES SUBJETIVISTAS.-
Tiene como su antecedente más antiguo al filósofo griego Protágoras. Estas corrientes se sintetizan en el siguiente enunciado: "Nadie puede afirmar o contradecir lo que otro afirma como cierto". Dicho enunciado fundamentó el origen de la clarificación de los valores.
CORRIENTES RELATIVISTAS.-
Para estas corrientes de pensamiento existen criterios objetivos para el reconocimiento del bien, sin embargo es el estado contingente de las circunstancias el que define si algo es considerado ético o no.

2.1.2.- ANTECEDENTES DE LA PSICOLOGÍA Y LA EDUCACIÓN:

KOHLBERG Y EL DESARROLLO MORAL COGNITIVO.-
La psicología educacional reconoce tres dominios: el cognitivo, el psicomotor y el afectivo. La psicología cognitiva se concentra en los procesos mentales internos y el desarrollo cognitivo es el proceso por el que los individuos adquieren complejas formas de pensamiento y de resolución de problemas.
Los grandes aportes de la teoría cognitiva en la educación moral contemporánea vienen de Jean Piaget y de las modificaciones posteriores hechas por Lawrence Kohlberg: Hay seis etapas o estadios en el desarrollo moral de una persona, sin embargo la mayor parte de los adultos llega sólo a la tercera o cuarta etapa (ver Anexo: Tabla 1). En ellas el educando toma un papel activo en su propio desarrollo moral, mediante técnicas apropiadas se le hace progresar a través de las diferentes etapas de su desarrollo.
Para saber en qué estadio de desarrollo moral se encuentra una persona se presenta un dilema ético y se clasifican las respuestas posibles dentro de cada etapa de desarrollo moral. Lo que define la etapa en que una persona se encuentra es el razonamiento que justifica la respuesta, no la respuesta en sí.
La educación moral -en este enfoque- busca consolidar la etapa en que el niño o joven se encuentra, para luego hacerlo progresar a la siguiente mediante técnicas de desequilibrios y asimilaciones.

NODDINGS Y EL ENFOQUE DE APOYO Y CUIDADO.-

Sostiene que el enfoque de
Piaget y Kohlberg están orientados en la personalidad masculina privilegiando la justicia y la racionalidad.
Su enfoque, nacido de una postura feminista, sostiene la creación de un
ambiente de apoyo y solidaridad en un colegio para promover valores que trasciendan a la generosidad.

La hipótesis central del enfoque es CUIDAR Y SER CUIDADO SON NECESIDADES FUNDAMENTALES DEL SER HUMANO.
Las fortalezas e intereses de los estudiantes deben ser desarrollados en un ambiente de cooperación.

La educación moral -en este enfoque- debe producir personas morales, pero más importante aún, debe ser moral en sus propósitos, políticas y medios.
APRENDIZAJE-TRANSFERENCIA Y HABILIDADES METACOGNITIVAS.-
El término transferencia, usado en teoría del aprendizaje, se usa para describir lo que permiten el conocimiento y las habilidades previamente adquiridas puedan usarse en nuevas situaciones.

Las habilidades metacognitivas consisten en el proceso de monitoreo de nuestro propio aprendizaje. Dichas habilidades ayudan al proceso de transferencia y son necesarias para clasificar problemas, representar problemas en nuestra mente, accesar de nuestra memoria información necesaria para resolver problemas, etc.

Motivación moral.-
La clave de una buena educación moral está en la motivación. Esta debe ser trabajada mediante los sistemas conductuales operante (de acción), respondente (de reacción) y cognitivo (de autocontrol). Asociados a cada uno de los sistemas conductuales están los fundamentos de la educación moral que son tres:
Internalización de los estándares paternales: Aceptación de estándares que guíen nuestra acción diaria.
Desarrollo de reacciones empáticas a los sentimientos de los otros: Capacidad de intuición y entendimiento de los sentimientos de los otros, para responderles de manera adecuada.
Construcción de estándares personales: Construcción de nuestros propios estándares, con base en las normas paternas.

Condicionamiento operante.-
Entendemos por aprendizaje al resultado de reforzar actitudes o comportamientos que nos interesan.
Existen 2 tipos de refuerzo:
Positivo: Destaca lo bueno.
Negativo: Recuerda lo equivocado.
Es importante escoger la forma en que se va a reforzar. Un caso particular lo constituye el denominado "Manejo de contingencia" que es la forma más estructurada de recompensa, que se hace efectiva si se ha cumplido un contrato acordado entre profesor y alumno (Contrato contingente), para alcanzar determinadas conductas objetivos.

Teoría psicológica educacional y
motivación.-
En el campo de la motivación distinguimos:
Motivación Intrínseca: No depende de recompensas.
Motivación externa: Depende de recompensas.
Debemos hacer uso de la motivación extrínseca hasta que desarrollemos en el alumno la motivación intrínseca. La motivación puede ser entrenada y para ello deberá ser acompañada de:
Reconocimiento de las fortalezas y debilidades del alumno.
Elección de metas realistas para él.
Planificación para alcanzar las metas.
Monitoreo del cumplimiento de la planificación.
Además existen mecanismos que elevan la autoestima de los alumnos reduciendo la competencia entre ellos: el aprendizaje cooperativo, las clases multidimensionales (alumnos trabajan en distintas tareas), el aprendizaje individual (al alumno se le mide con respecto al progreso sobre sí mismo)..

2.2.- EDUCACIÓN EN VALORES.-
La educación en valores es sencillamente educar moralmente porque los valores enseñan al individuo a comportarse como hombre, a establecer jerarquías entre las cosas, a través de ellos llegan a la convicción de que algo importa o no importa, tiene por objetivo lograr nuevas formas de entender la vida, de construir la historia personal y colectiva, también se promueve el respeto a todos los valores y opciones.
Educar en valores es también educar al alumnado para que se oriente y sepa el valor real de las cosas; las personas implicadas creen que la vida tiene un sentido, reconocen y respetan la dignidad de todos los seres.
Los valores pueden ser realizados, descubiertos e incorporados por el ser humano, por ello reside su importancia pedagógica, esta incorporación, realización, descubrimiento son tres pilares básicos de toda tarea educativa; necesitan la participación de toda la comunidad educativa en forma coherente y efectiva.

Es un trabajo sistemático a través del cual y mediante actuaciones y prácticas en nuestro centro se pueden desarrollar aquellos valores que están explícitos en nuestra constitución como base para cualquier tipo de educación en valores.
Una vez que los alumnos interioricen los valores, éstas se convierten en guías y pautas de conducta, son asimilados libremente y nos permiten definir los objetivos de vida que tenemos, nos ayuda a aceptarnos y estimarnos como somos, la escuela debe ayudar a construir criterios para tomar decisiones correctas y orientar nuestra vida, estas tomas de decisiones se da cuando nos enfrentamos a un conflicto de valores, otro de los objetivos de esta educación es ayudar al alumno en el proceso de desarrollo y adquisición de las capacidades para sentir, pensar y actuar; como vemos tan solo no es una educación que busque integrarse en la comunidad sino que va mas allá busca la autonomía, la capacidad crítica para tomar decisiones en un conflicto ético.

MODELOS DE EDUCACIÓN MORAL
Estos tipos de modelos nacen por las interrogantes que se presentan por ejemplo el tema de la génesis de la moral. Entonces la formación de los sujetos no es única y surgen algunos modelos:

Modelos de transmisión de valores absolutos.- Comparten una idea heterónoma de la moral, es decir, una transmisión de valores inmodificables, válidos en cualquier situación, como impuestos, sin poder de elección de otra posibilidad. El individuo pierde autonomía.

Modelos de autoconocimiento y autenticidad moral.- Sucede cuando la educación moral tomada en este sentido se identifica con una concepción relativista de los valores, los valores absolutos entran en crisis, cada persona posee una escala de valores que le permite tomar decisiones.
Modelos de desarrollo de juicio moral.- Niegan la existencia de valores absolutos que deban transmitirse de generación a generación, pero tampoco comparte la creencia de que los conflictos morales únicamente puede solucionarse atendiendo a preferencias subjetivas, para ellos el papel de la educación debe centrarse en el desarrollo del juicio moral.

Modelos de socialización.- Considera la educación moral como socialización en tanto que pretenden insertar a los individuos en la colectividad a la que pertenecen, la sociedad es concebida como bien supremo del cual emana la moralidad, a las cuales todas las personas deben someterse aceptando las normas y valores que posibilitan y conforman la vida en sociedad.
Modelos de adquisición de hábitos morales.- Para este modelo una persona se considerará moral si su conducta la virtuosa, es decir, si realiza actos virtuosos y, además, los realiza de forma habitual y constante.
Modelos de la construcción de la personalidad moral.- Parte de la idea de que la moral no es algo adquirido a priori sino que se entiende como un producto cultural cuya creación depende de cada individuo y del conjunto de todos ellos.

RIESGOS DE LA EDUCACIÓN EN VALORES
.-Convertirse en moda; quiere decir que se tome como algo pasajero y no para toda la vida.
.-Incongruencia entre el decir y el hacer; cuando un profesor explica correctamente los valores y en la práctica no lo hace patente y realiza lo contrario.
.-Intelectualización de los valores. La enseñanza no debe quedarse en el papel sino hay que conocerlos para vivirlo y ponerlo en práctica.
.-Entorno adverso y contradictorio. Algunas veces lo que propone la escuela no guarda relación con la realidad que se vive en las familias y en los medios de información, esto puede provocar en la persona un sentimiento de frustración.

REFLEXIÓN NECESARIA
La niñez es la etapa clave para la educación en valores, para asimilarlos y vivirlos y es la acción tutorial un elemento importante en la transmisión de valores para ayudarles a saber qué hacer con su vida y optar por el camino correcto. Ésta acción tutorial no se da como lecciones magistrales sino que deben informar toda la vida del aula, los valores subyacen en los temas transversales propuestos.
Es inevitable que en esta etapa de globalización se produzcan conflictos de valores por la preponderancia de las máquinas ante los hombres, en este mundo es importante reconstruir los valores culturales locales para luego construir los valores globales, esta relación constituye el esquema conceptual para el área de enseñanza de valores, como se ve es estructurado, coherente y adecuado a los tiempos (currículo).
Otro de los problemas que es notorio es que a los educadores parece faltarle el discurso para expresar sus ideas sobre valores, porque como sabemos los valores se encuentran en todas las áreas curriculares y no se considera necesario ocuparse de ella en una disciplina especifica, es decir, existe un inadecuado conocimiento teórico del tema. En nuestra sociedad como se puede ver hay una tendencia al vacío moral.
Podemos terminar este capitulo diciendo que educar en valores no es enseñarle a alguien algo que no sabía sino crear condiciones para hacer de esa persona, alguien que no existía.

2.2.1.- METODOLOGÍAS DE TRABAJO.-
Antes que iniciemos la reflexión sobre el uso y valor de metodologías de trabajo debemos tener presente dos elementos básicos para que esto se lleve a cabo: La existencia de profesores capacitados y la motivación de los profesores y alumnos, los cuales deben ser cuidados siempre.

La descripción de las metodologías se clasifica en tres:
1.- METODOLOGÍA QUE INVOLUCRAN A LAS FAMILIAS EN FORMA COORDINADA CON LA DIRECCIÓN DE LA ESCUELA.-
Se plantea lo siguiente dentro de esta estrategia: Comunicar a los padres lo que la institución educativa intenta hacer para enseñar virtudes y que espera de ellos. El Director debe convocar a una reunión ampliada por grupos de cursos. En el fundamento del plan se aclara cual es el papel de los padres y del colegio y sobre la transmisión de valores que virtudes el colegio pretende desarrollar y las metodologías que se emplearán. Se trabaja en virtud por mes y se elabora una actividad ad-hoc para los padres, habrá un profesor coordinador que entregará el material sobre la virtud del mes, dándole las pautas de dirección. Al mes siguiente se reúnen los padres y coordinador y cuentan sus experiencias.
ESCUELA DE PADRES.- Se trata de una charla donde un expositor dirige la participación de los padres en turno a la responsabilidad de ellos como formadores de sus hijos en las cuales involucran: Tareas compartidas padres-hijos donde se manifiesta la sensibilización orientados a determinados valores o virtudes. Ejemplo: Que virtud observan en algunos personajes de las teleseries o la de leer un libro o cuento y comentarlo.
APORTES DE LOS PADRES A LAS ACTIVIDADES DESARROLLADAS EN LA INSTITUCION EDUCATIVA.- Esto se hace de manera formal a través de reuniones de los coordinadores de grupos de padres con algún profesor asignado para recoger la retroalimentación positiva de los padres.

2.- METODOLOGIAS QUE INVOLUCRAN EL "ETHOS" DE LA ESCUELA.
- La escuela como comunidad de virtud o virtud en acción, se refiere a que el ambiente en el colegio debe ser propicio y consistente con los objetivos éticos y morales del colegio, es decir, el ambiente de la escuela se proyecta en los alumnos así como el hogar permea a todos sus miembros. Para que la escuela tenga un buen "ethos" es que se proyecte mas allá de la educación en valores, debe haber profesores motivados, con capacidad de ser modelos de virtudes y moral. Es por ello que enunciamos lo siguiente: El Profesor como modelo y mentor moral, su comportamiento del profesor es importante, es el centro de gravedad que mantendrá presente por largos años en la mente de sus alumnos:
Lograr que el alumno se sienta respetado y seguro de expresar sus ideas sin temor a ser ridiculizados.
El profesor debe reforzar la autoestima del alumno.
El tema de éxito y la autoestima del alumno van ligados con la responsabilidad, los profesores por su parte deben mostrarles cariño, cuidado y preocupación.
Debe existir la consistencia en el aprender que lograr notas altas.
El respeto es también fundamental es mantener una
actitud positiva ante consultas y respuestas de los alumnos, en donde debe lograrse respuestas que afirmen al alumno y que no lo humillen por un posible error.
Debe existir balance entre disciplina y libertad, obediencia y autoestima.

3.- METODOLOGÍAS PARA APLICAR EN CLASE

-ESTRATEGIAS DE SENSIBILIDAD Y EMPATÍA: Esto significa reflexionar en una escala de valores actuales y en un concepto asociado a las virtudes. El entender valores abstractos requiere de una capacidad de pensamiento que no está presente en los niños pequeños, esto se debe tener presente para planificar las actividades. A parte de ello sensibilizar al niño sobre su escala de valores lo ayudará a conocerse mejor y a poner en juicio sus preferencias de valores a través de un análisis explícito. Para analizarlo mejor veremos el siguiente ejemplo: El significado de la palabra "valentía", promover el significado de valentía, dándole a escoger distintas situaciones que aparentemente significa valentía. Otra escala de valores se refiere a cuales son las personas más importantes para los alumnos.

SENSIBILIZACIÓN DE LO QUE ES LA PRESIÓN DE LOS PARES: Estas pueden ser presiones Explícitas e Implícitas. Explícita, por ejemplo, lo inducen a hacer las cosas negativas. Implícita, cuando el niño se viste diferente y los marginan. Las actividades que se van a llevar a cabo son que los profesores dan una introducción al significado de presión de pares, es decir dándose la debida orientación en las situaciones mas frecuentes que los niños enfrentan en su vida diaria. Se debe incentivar a los alumnos mediante cuestionarios que adopten criterios ante situaciones negativas para que de esta manera se trate de combatir el origen de los problemas.

SENSIBILIZACIÓN DE LO QUE ES LA PRESIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN: Se trata de enseñar a los niños a identificar la "manipulación" que ejercen los medios de comunicación sobre los valores de las personas, con estas bases se permitirá que el niño mas adelante pueda defenderse de las presiones negativas, es decir, se orienta a los niños que en una teleserie identifiquen vicios y virtudes, los niños más pequeños pueden analizar en un dibujo animado que personaje presentan valores y modelos positivos.

COMPARACIONES: Luego de que los niños expresen su opinión sobre temas conflictivos se les pide que comparen sus respuestas con otros alumnos, la idea de esta actividad es que los alumnos logren estar conscientes de los sentimientos o ideas de otros promoviendo la empatía en ellos.

2.2.2.- LOS VALORES EN EL CURRÍCULO.-
La escuela es un agente socializador y reproductor de valores presentes en las sociedades y que debe destinar un espacio para la educación en valores. Los valores deben estar definidos en el PEI (Proyecto Educativo Institucional), con los cuales la institución se identifica y plantea desarrollarlos.
Más concretamente los valores se hacen presentes en el aula mediante los temas transversales, estos temas transversales van a responder a realidades o necesidades que tienen una muy especial relevancia para la vida de las personas y la construcción de la sociedad, como hechos dicho los temas transversales es una propuesta curricular concreta.
En el diseño curricular, la educación en valores se encuentra en los objetivos de enseñanza generales, esta educación es abierta y flexible, es abierta porque cada profesor en su centro la define y una vez tomada la decisión debe ir en el PEI.
Los valores también se muestra en los contenidos actitudinales por ello se encuentran en cada sesión de aprendizaje.
Como dijimos anteriormente los temas transversales entran de lleno en la educación en valores, hablar de temas transversales es hablar de valores y debe estar expresado en el PEI como los objetivos generales de la etapa, estos temas transversales van a responder a problemas en el ámbito social y requieren una respuesta educativa.